Una de las formas de medir la luz que más se utiliza en espacios abiertos es la de tomar los valores de la exposición en el cielo y no apuntando la cámara a ninguna parte concreta de la escena.
Es decir, giro la cámara dirigiendo el objetivo hacia el cielo -obvio no hacia el sol- ajusto en modo manual (o prioridad de Abertura) hasta que el fotómetro indique que la exposición es correcta -o ligeramente sobreexpuesta según el gusto y las técnicas de procesado de cada uno- y manteniendo la exposición vuelvo a dirigir la cámara a la escena ignorando las siguientes indicaciones del fotómetro.
Este método tiene algunas ventajas: no hay que preocuparse de dónde medir la luz en cada escena y mientras que la luz no cambie radicalmente no hay casi que preocuparse de la exposición, aunque conviene no perder de vista el histograma y activar el aviso de luces altas.
Es una técnica muy útil para lograr imágenes muy uniformes en cuanto a luz y colores.
Este método es válido para casi todo tipo de situaciones, incluyendo el atardecer, el amanecer y cuando hay reflejos marcados en el agua o en el mar.
Otra forma es tomar la medición en el cielo que tiene más luz que el resto del paisaje y subexponer alrededor de 1 punto o 1.5 puntos (-1EV o –1.5EV).
Luego utilizo Photoshop para darle el toque final a la fotografía.