Para los interesados en esta rama de la fotografía, les transcribo un interesante artículo del astrofotógrafo Daniel López, en su sitio Cielos del Teide.
Empezamos con la más fácil y asequible, en la que cualquiera con una cámara réflex digital, objetivo gran angular, cable disparador, trípode, algo de imaginación y ganas de cargar todo en busca de algún rincón con cierto encanto, podrá fotografiar paisajes nocturnos bajo la luz de las estrellas. Estas fotos son muy sencillas de conseguir y a la vez pueden resultar muy espectaculares. Consiste en captar el movimiento aparente de las estrellas dibujando trazas en el cielo junto al paisaje que nos rodea.
Antas de nada, hay que tener en cuanta que la cámara usa baterías, si se va a estar varias horas haciendo fotos lo normal es que se agoten, siendo menor su duración cuanto más frió haga. Por lo tanto habría que llevarse como mínimo una de repuesto, que cambiaremos cuidadosamente antes de que se acabe la que esté puesta. Usando un Grip, que puede llevar dos baterías, alargamos la duración hasta dos veces. Según mi experiencia y en condiciones normales, 1 batería puede durar poco más de una hora y media, por lo que con dos podemos tener para algo más de tres horas.
Una vez disponemos de todo el material, lo siguiente es buscar un sitio adecuado donde poder fundir el paisaje con las estrellas. Unas ruinas antiguas, un castillo, edificios, árboles, montañas, rocas, el único límite es nuestra imaginación. Casi cualquier escenario es bueno para usarlo como primer plano de nuestro fondo estrellado. Es recomendable llegar al sitio con algo de luz, para ver y estudiar las posibilidades del lugar. Es importante localizar el norte, para conocer así la posición de la estrella polar, aunque no es necesario apuntar directamente hacia ella. Podemos dirigir la cámara a cualquier zona del cielo ya que buena parte de lo original de la fotografía estará influenciada por el paisaje de fondo.
Cuando tengamos elegida la composición, lo siguiente es enfocar con la cámara. Una buena idea es auto-enfocar al infinito con algún objeto lejano como árboles o montañas para colocar luego el foco en posición manual. Después, cuando empiezan a aparecer las primeras estrellas, haremos fotos de algunos segundos para así enfocar con mayor precisión (con 20 seg. y un objetivo angular las estrellas deben salir puntuales). Podemos hacer una foto, la visualizamos en la pantalla de la cámara, hacemos zoom en una estrella y si vemos que no es puntual tocamos ligeramente el foco. Así hasta que consigamos estrellas puntuales.
Algo importante, en las estrellas es más acusado el efecto de las aberraciones cromáticas y distorsiones producidas por el objetivo en los extremos del campo, por lo que seria conveniente cerrar el diafragma 2 o 3 puntos del nivel máximo de apertura, para reducir así en la medida de lo posible esos defectos. La sensibilidad de la cámara podemos ajustarla a 400 ISO.
Ahora si lo tenemos todo preparado para comenzar. Lo ideal es realizar estas fotos un día sin Luna, para que la oscuridad del cielo y el contraste de las estrellas sean mayores, pero así es difícil conseguir que se vea algo del paisaje. Para ello podemos jugar con varias posibilidades:
Un truco que da buenos resultados es tener encuadrado nuestro motivo poco después de la puesta de sol, con poca luz, y tomar varias fotos con diferentes tiempos de exposición. En estas fotos salen los detalles del paisaje que luego podemos añadir a la toma nocturna para combinar el movimiento de las estrellas con el paisaje.
Fotografía realizada a partir de 40 imagenes tomadas desde poco antes de anochecer. Se puede ver a la izquierda como los últimos rayos solares inciden en las rocas y el típico color rojizo de la puesta de sol.
Existen numerosas técnicas para hacer tomas de larga exposición. Dependiendo de la contaminación lumínica (CL) del lugar y de la paciencia que tengamos, podemos optar por varias formas de hacer las fotos. Si tenemos un disparador con programador de disparos y la CL es elevada, podemos hacer fotos de poco tiempo de exposición, digamos que desde 30 seg. a pocos minutos. Con un programador es fácil, solo tenemos que programarlo para que haga tantas fotos queramos de un determinado tiempo de exposición, y dejarlo varias horas. Si tenemos el clásico disparador por cable, es más difícil, ya que tendremos que estar durante varias horas cada pocos minutos haciendo fotos. Por eso lo ideal en éste caso es hacer fotos de cómo mínimo 10 o 15 minutos de duración.
Al final de la sesión nocturna nos encontramos con muchas fotos de pequeñas trazas estelares, curioso pero nada demasiado espectacular. Ahora interviene la informática, usaremos un programa que se encargará de unir todas las imágenes y convertirla en una sola. Con esto conseguimos unir todas las pequeñas trazas y convertirlas en trazas que cruzan el cielo.
Para unirlas podemos usar tanto Photoshop como el programa gratuito Startrails, muy fácil e intuitivo de usar.
En resumen, nada más fácil que encontrar un sitio tranquilo y recogido donde plantar el trípode con la cámara, apuntar al cielo, disparar y disfrutar varias horas bajo el manto de estrellas mientras nuestra cámara recoge lo que será la imagen final de una agradable noche de observación nocturna.
Como broche este majestuoso Timelaps creado por Daniel López.
Cosas interesantes que ver en el vídeo:
Segundo 44; se ve un poco la luz zodiacal al atardecer y una curiosa nube estacionaria que permanece girando durante horas.
Segundo 54 y posteriores; La Luz Zodiacal es claramente visible, inmensa en el cielo se enfrenta a la vía láctea. En esa secuencia puedes ver objetos como la Tierra, con las cúpulas del Observatorio. Nuestro sistema solar; Venus y la Luz Zodiacal. Nuestra propia Galaxia, Andrómeda, las Pléyadas, la nebulosa de California, incluso el bucle rojo en la constelación de Orión. Hasta objetos fuera de nuestra propia galaxia, como galaxia de Andrómeda, M31.
01:19 la gran nebulosa de Orión e incluso la cabeza del caballo caen sobre el Teide.
02:14, La Luna y Venus.
02:47, La OGS rastrea basura espacial, incluso se ve a través de la ventana la vía láctea.